Toda una noche googleando “ley de radiodifusión”, "ejes del debate sobre la ley de radiodifusión”, "temas en debate sobre la ley de radiodifusión”, hasta me conseguí la misma ley propuesta por el gobierno y que es debatida en foros, ciclos abiertos en universidades y muchos ámbitos mas. Google me ofrecía mucho pero como esperaba encontré poco.
Los ejes y temas que se debaten que suelen ser usados para apoyar la propuesta de la nueva ley, son básicamente dos: que la ley es de la dictadura, anacrónica y poco útil en tiempos de democracia; y la necesidad de más pluralismo y evitar la concentración de los medios.
Una nube densa de palabras y argumentaciones que giran sobre la necesidad del acceso a los medios de comunicación de sectores relegados y la constante lucha para evitar la concentración de éstos en pocas manos, son usados por actores directos (periodistas, locutores, productores) y por el público receptor del trabajo de éstos. Debate que no es nuevo porque se viene dando desde los 70, o tal vez más atrás en el tiempo, cuando las condiciones políticas, económicas, culturales y técnicas permitían que pocos estuvieran la capacidad de ser titulares de una radio, señal de televisión o un diario. El debate solo estaba instalado en el tercer mundo, en respuesta a la realidad de que las empresas mediáticas estaban en manos de empresarios que eran funcionales a políticas de opresión social y económica. Principalmente los grandes medios que siempre supieron agraciar al dictador de turno y a la multinacional que mientras pagaba sueldos bajos, pagaban fortunas en segundos y centímetros de publicidad. Los medios de comunicación que quisieron mantener una independencia ideológica y económica, terminaron cerrando por ahogo financiero y persecución parapolítica. La ley actual nacida en el proceso militar último definía legalmente esa realidad que beneficiaba a unos pocos, negando pluralidad y democracia informativa y cultural. Bahía Blanca sabe muy bien como sufrió las consecuencias de una ley tan nefasta.
En la ciudad parece que quien puede comprar un transmisor, una PCy pagar a un antenista sale al aire con una FM. En un espectro radiofónico con la posibilidad de contar con no mas de 30 hay mas de 60 emisoras. Quien diga que no hay democracia en el acceso a tener un medio, es ciego al no ver la realidad. Pero quépasa con los contenidos?. Ya en otras entradas he reflejado esta baja relación que hay entre muchas radios y poca alternativas para escuchar música, obtener información variada y elaborada profesionalmente, y para contar con compañía radial con producciones adecuadas a diferentes características (target) de la audiencia. Tambiém plantee el aspecto humano del porque de estas falencias asi que los invito nuevamente a releer algunas entradas al respecto.
No solo debe servir una nueva ley de radiodifusión para que todos podamos ver un Boca-River y que no debamos pagar a una única empresa por los derecho exclusivos. La nueva ley debe garantizar calidad, independencia y profesionalidad. Sino los que aun tienen los medios de comunicación que se desean quitarles poder, lo tendrán cada vez más. Aunque éstos están sucumbiendo ante las nuevas tecnologías que sí están democratizando el acceso en primera instancia, y recientemente, la producción de información alternativa.
Este aspecto la ley en debate poco lo contempla. Si se lee detenidamente, en el texto de la ley no hay tampco detalles en las obligaciones de los medios con sus trabajadores, se sigue promoviendo que un solo titular posea varias frecuencias sin que les obligue a emitir variedad, que hay que tener solvencia económica acorde a la inversión que la garantice para el otorgamiento de la licencia de una frecuencia. Es decir que una cooperativa de periodistas y locutores desocupados no pueden pedir una licencia porque entre ellos apenas juntan para el transmisor y la antena, dejándolos afuera de dar alternativa y pluralidad informativa. Me cago en la ley entonces.
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