No sé lo que quiero, pero lo que quiero existe?

Escucho ocasionalmente a Emilio “el universal” en su espacio radial. El lunes 1 mientras cocinaba y evitaba ver los noticieros locales de la TV del mediodía, decidí tener la compañía de Mr. Turcuman. En un momento recordó a un locutor de una de sus radios y contó la situación que vivió cuando quiso perfeccionarse en el ISER de Capital. Como este locutor (no recuerdo su nombre) había hecho 3 años en el Juan XXIII, en donde el ISER daba su carrera en la ciudad, supuso que le serviría como base para completar los 2 años más para perfeccionarse. Se encontró con la sorpresa que el ISER Capital no le reconoció estos 3 años hecho en Bahía. Debió hacer los 5 desde el comienzo. Para Emilio, esta consideración negativa de la carrera de locución dada en el Juan, se daba entre otras cosa por su cuadro docente y el estilo radial enseñado. Y comento la experiencia al buscar locutores para su radio que las falencias eran muy notorias en los postulantes.

A un par de locutores amigos, uno ejerciendo, y otro no, sabiendo este dato le pregunté si sabían que su credencial de locutor nacional solo le servia hasta La Vitícola (lugar geografico cercano que se decía que llegaban las emisiones de las FM locales). Los dos desconocían que sus 3 años de sacrificios vocales, levantar minitas a cuenta de estar en FM 2 (eran los 90), y soñar con ser movilera de Canal 13 no le servirían en una eventual ( y ahora supernecesario) perfeccionamiento. Uno de ellos me dijo autocomplacientemente si SOS bueno, el TEA o ETER te toman.

Ahora bien. Este dato me aporta mas detalles y algunas respuestas certeras del porque tenemos la radio que tenemos en la ciudad. Tanto en sus contenidos como en su plantel humano. Escuchando a conductores y locutores me da la sensación que en sus vidas hay algo que arreglar. O, en otros casos, demuestran que su formación humanística, sea escolarizada o autodidacta, es escasísima. En términos mas de barrio diríamos “huecos”. Son varios que apelan a los años duros de los comienzos, y que en otras épocas no había ISER ni ICCS para formar locutores y periodistas. Solo estaba la persona, su carisma y sus ganas. Bien. Últimamente solo hay ganas. 

En unas de mis intervenciones en el chat de eldialweb.blogspot.com puse a consideración que no veía en los locutores personas con formación humanística, ni personas que trasmitían sus sentimientos y afectos sin maquillajes, sin impostar la voz ni el alma a travez del micrófono. Será la misma forma de ser ciudad que tiene Bahía Blanca que no genera ningún Larrea, Lalo Mir, Pergolini, Bravo, Apo o porque no un Gonzalez Oro. Por supuesto, nadie quiere trasladar punto a punto realidades de otros lados con más habitantes y otras situaciones socioeconómicas y culturales. Pero no es utópico pensar que esas diferencias no deben ser impedimentos para tener otra forma de hacer radio. Saliendo de las consignas infantiles para la participación fácil del oyente, de quedarse con un único y reiterativo universo musical y demostrar que hacer radio es para cualquier persona ya que las desprolijidades que a diario salen al aire, demuestra poco profesionalismo en sus hacedores. 

No es un capricho decir que solo hay ganas de estar en una radio detrás de un microfono. Se nota que hay falencias con las personas y su formación para dar humanidad a esa voz y no sea solo una voz bien modulada o bien vocalizada. Es esa diferencia que siento, como oyente que soy, al esuchar los cuentos relatados por Apo que me emocionan y divierten, o como el gerenciamiento de la noticia y el resto de los contenidos “mañaneros” que hace en su programa Victor Hugo Morales no me dan ganas cambiar la radio por música.

Podría nombrar a otros, pero me detengo en Morales y Apo porque son “animales de radio” que se hicieron fuerte en la audiencia desde el deporte, al menos para la audiencia pasiva del interior que solo lo conocían en emisiones deportivas. Pero su formación humanística, su cultivo de otros intereses mas allá del deporte lo trasciende de sus comienzos y no les queda mal relatar un cuento de Cortázar como es el caso de Apo; o dialogar sin pedantería ni prejuicios como lo hizo Victor Hugo en su programa de la mañana con una habitante de la Villa 31, realizadora de un documental sobre la vida en la villa en la que vive 

En la ciudad, varios conductores y periodistas, casi todos, que son preferidos por la audiencia actualmente iniciaron sus carreras desde el deporte. No voy a entrar en comparaciones odiosas. Ni tampoco hacer una valoración de su cultura o formación porque hay que entender que hay historias personales diferentes que facilitan o no el cultivo de intereses mas allá del deporte de sus comienzos radiales. Pero noto demasiado en boca de muchos cosas como “es un tema que no me interesa”, “no tengo conocimiento de…” forzando a hacer un comentario prejuicioso por la escasa información que se tiene de untema que puede plantearse durante un programa.

Como oyente, a veces me siento frustrado por no encontrar en las radios locales voces con humanidad, con afectos e inteligencia que me cautive. Personas que se trascienda a si mismas porque en ese proceso uno lo termina acompañando ya que se tiene una oportunidad de crecer. De recibir mas de lo que por mi mismo puedo encontrar buscando al tun tun. Si busco mas que una aspirina cuando recurro a un profesional médico, que la puedo comprar en cualquier farmacia; cuando escucho a un profesional en un medio, trato de buscar otro universo musical que vaya mas allá de lo que todos los dias escucho, otra manera de entretenerme que no sea con consignas infantiles y contenidos o informaciones pueriles que ya la internet me las da. 

Hay cosas que hacen a una persona que no lo da ni 3, 5 o 7 años de estudios. Esos elementos que llenan a una voz que quiere salir por radio talvez sea lo que busco como oyente y Emilio Turcuman como dueño de un medio. Existirán en alguien??