martes, 26 de mayo de 2009

El análisis deportivo en los medios, una pasión desmedida.

Hay una cosa notable en los periodistas deportivos de la ciudad tanto en los que participan en programas y los que tienen sus programas propios. Estoy hablando de su análisis apasionado de algunos eventos y situaciones ocurridas durante las fechas deportivas.

Aplausos al aire por jugadas, análisis de bar con el compañero de mesa en el estudio que se extiende por demasiado tiempo al aire, comentarios extensos y análisis pormenorizado de jugadas, partidos de tenis, etc etc etc. 

Hasta se nota la desazón cuando no hay nada que decir, cuando no hay circunstancias que aporte espectacularidad a la noticia deportiva. Y cuando la hay, hay rostros encendidos. Es el caso de Horvart en su segmento automovilístico que en su introducción a sus habituales informes, en la medida que hace una breve descripción de lo que vamos a ver, su rostro se abrillanta si lo que presentara hay choques, vuelcos, toques polémicos. Casi como un pedido de sangre, que era el primer motivo del porque iban al Coliseo los antiguos romanos.

La subjetividad moderada se supone que esta bien en la noticia deportiva, pero la pasión desmedida quita credibilidad. Usando los apodos de los jugadores en exceso al nombrarlos, opinar sin control de calificativos utilizados ni el tiempo de aire, queda el análisis periodístico con el mismo nivel que el comentario de tribuna. “Cuatro megaopas en un bar discutiendo un Boca-River” cantaba Savaletta, con su grupo Sweter en los 80. A veces esos megaopas tienen aire en los medios.
Desapasionar desde los medios y dejar que el deporte sea un ámbito de recreación sin tanto análisis. Desapasionar para que pasiones extradeportivas como la violencia, la intolerancia y la discriminación no encuentre un ámbito propicio para desarrollarse.

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